- Área: 4000 m²
- Año: 2016
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Fotografías:BIKUBIK
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Proveedores: Sherwin-Williams, ATU Ecuador, Briggs Veneers, Faiquito, Termikon
Descripción enviada por el equipo del proyecto. El Edificio Corma se ubica en una zona primordialmente residencial, de baja densidad y altura. El contexto suburbano supuso un reto a la hora de diseñar un edificio corporativo de oficinas. Nuestro objetivo fue mantener la escala residencial en la nueva intervención e integrar al edificio en su contexto sin abandonar la posibilidad de crear una imagen corporativa que lo diferenciara constructiva y estéticamente. Si bien la normativa permitía elevar la estructura sobre las tres plantas, se eligió mantener la altura a un nivel que no disonara con el entorno: una ciudad jardín en proceso de densificación.
Por otra parte, decidimos elevar el edificio sobre el nivel del suelo para crear un amplio espacio intermedio abierto, ajardinado y accesible. Este mismo principio de apertura se aplicó a la creación de una fachada transparente, frente de un volumen con forma de cristal que ´levita´ sobre la montaña. Este efecto es más potente en la noche, cuando se enciende el edificio y la luz lo desmaterializa. Nos interesaba que la presencia del volumen fuese ligera, puesto que está situado en una esquina. Para evitar que su presencia fuese abrumadora, decidimos retirarlo doce metros desde la línea de propiedad frontal, más de dos veces lo requerido por la ordenanza municipal.
El programa arquitectónico se distribuye de manera que todos los núcleos de servicios, instalaciones y escaleras se ubican en la parte trasera del edificio, permitiéndonos liberar el frente para abrir dos fachadas de vidrio hacia las espectaculares vistas del valle y las cadenas montañosas que lo encuadran. Esta magnífica vista la comparten dos terrazas jardín que también contribuyen a articular el volumen. Se utilizó una tecnología constructiva que llamamos “high-tech artesanal”, un híbrido manufacturado localmente, con el objetivo de generar un contraste con la arquitectura residencial circundante y enfatizar la función diferenciada del edificio.
Delinear la esquina de vidrio para enmarcar panorámicamente el paisaje, e inclinarla para darle forma de cristal, supuso el principal reto constructivo. El peso del vidrio, magnificado por ser blindado en esa superficie, demandó que se insertaran canastillas de refuerzo estructural en las losas superior e inferior al momento de fundirlas. Este refuerzo garantizó que el vidrio mantuviera su integridad estructural. En otras palabras, el vidrio depende de la estructura de hormigón que le da soporte para lograr su arista de cristal. Para subrayar la inclinación del vidrio en la esquina, insertamos un alero cuya superficie se proyecta y sirve de junta entre los paneles de vidrio superior e inferior.
Además de contribuir a consolidar estructuralmente la esquina de vidrio, la junta amplifica la percepción de doblez en una superficie cuya transparencia tiende a cancelar el efecto. Al interior del edificio generamos una tensión análoga a la que existe en el exterior, mediante el diálogo de dos volúmenes de vidrio articuladas por un puente transparente que los separa para vincular el vestíbulo con las áreas de trabajo. Puede verse a la gente trabajando y circulando en estas peceras corporativas, como peces que encienden el espacio con movimiento, juegos de luz y color.